Y de pronto anochece

Y he aquí que, sin pensarlo, como surgen a veces los primeros versos (no sin razón afirma Valery que "Dios/la Musa nos da gratuitamente el primer verso"), aparece un inesperado viajero cuya naturaleza trastoca todo lo planeado. -Me pregunto aún si este viajero es trasunto de un yo que desconozco, que me convierte en emisaria y, al mismo tiempo, en responsable de su mensaje.- Además, este viajero me pide una identidad, la de guerrero, y unas fronteras, tal vez no demasiado definidas, pero, desde luego, innegables, pues tanto la una como las otras son necesarias para conformar una existencia.