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Homenaje a Roberto Bolaño

RECORDANDO A ROBERTO BOLAÑO

 

Hoy, día 15 de julio, se cumplen diez años de la muerte del escritor chileno Roberto Bolaño, un escritor al que releo, después de que me impactaran su poesía, a la que llegué a través de su libro Tres que conocí casi de casualidad y novelas como Los detectives salvajes, El Tercer Reich y, sobre todo sus cuentos.

Ayer mismo terminé de releer la colección de cuentos de El gaucho insufrible, en los que volví a descubrir, aparte de su sentido irónico, el gran amor que tenía hacia la literatura, lo único que le importaba de verdad. Por eso, y en su homenaje, quiero publicar aquí un poema suyo que pertenece a Paseo por la literatura y un fragmento del último “cuento” de El gaucho insufrible, titulado Los mitos de Chtulhu.

Para quienes no lo sepan- yo tampoco lo sabía hasta hace poco- Chtulhu es un personaje creado por Lovecraft, escritor de literatura de terror fantástico. Chtulhu viene a ser como un primigenio alienígena que vive en las profundidades submarinas

He entrecomillado “cuento” porque, realmente Los mitos de Chtulhu realmente es una mirada irónica a la literatura, mejor dicho, a los escritores actuales. Si no lo han leído se lo recomiendo.

 

Poema

6.

Y alguien dijo:

Hermana de nuestra memoria feroz,
sobre el valor es mejor no hablar.
Quien pudo vencer el miedo
se hizo valiente para siempre.
Bailemos, pues, mientras pasa la noche
como una gigantesca caja de zapatos
por encima del acantilado y la terraza,
en un pliegue de la realidad, de lo posible,
en donde la amabilidad no es una excepción.
Bailemos en el reflejo incierto
de los detectives latinoamericanos,
un charco de lluvia donde se reflejan nuestros rostros
cada diez años.

Después llegó el sueño.

Del libro Tres (2000)

 

LOS MITOS DE CHTULHU (Fragmento)

[…] Los escritores actuales…No rechazan la respetabilidad. La buscan desesperadamente. Para llegar a ella tienen que transpirar mucho. Firmar libros, sonreír, viajar a lugares desconocidos, sonreír, hacer de payaso en los programas de corazón, sonreír mucho, sobre todo no morder la mano que les da de comer, asistir a ferias de libros y contestar de buen talante las preguntas más cretinas, sonreír en las peores situaciones, poner cara de inteligentes, controlar el crecimiento demográfico, dar siempre las gracias.

No es de extrañar que de golpe se sientan cansados. La lucha por la respetabilidad es agotadora […] Claro que hay cosas mucho más agotadoras. Y de alguna forma es conmovedor buscar un sitio, aunque sea a codazos, en los pastizales de la respetabilidad. Ya no existe Aldana, ya nadie dice que ahora es preciso morir, pero existe, en cambio, el opinador profesional, el tertuliano, el académico, el regalón del partido, sea este de derecha o de izquierda, existe el hábil plagiario, el trepa contumaz, el cobarde maquiavélico, figuras que en el sistema literario no desentonan de las figuras del pasado, que cumplen, a trancas y barrancas, a menudo con cierta elegancia, su rol, y que nosotros, los lectores o los espectadores o el público, el público, el público, como le decía al oído Margarita Xirgu a García Lorca, nos merecemos.