No, no me refiero al Cristiano futbolista en quien todos están pensando ¿o no? Sino a ese otro que preconiza el cristianísimo y peperísimo Mayor Oreja. Y es que me causó ¿estupor?,- bueno no tanto-, las afirmaciones de este preclaro exministro del Interior y todavía portavoz del PP en el Parlamento Europeo.
Dice el señor Oreja, y no se corta un pelo, que las cualidades que debe tener un eurodiputado que se precie, se encierran en dos-¡qué cosas, como los mandamientos!-: Ser un buen cristiano y defender a la Iglesia, así con mayúsculas.
Señor Oreja ¿sabe usted realmente lo que defiende con eso de “ser un buen cristiano»? Pues si no, yo, que como toda persona que roza el ateísmo, lee la Biblia, se lo recordaré con una parábola , plagio de la original, la del buen samaritano, para más inri:
Pongamos que un ministro o ministra piadoso como lo puede ser Fernández Díaz, Fátima Báñez, Gallardón etc, le pregunta a Jesús, ese señor del que tanto presumen de ser sus discípulos, qué tienen que hacer para ganar la vida eterna, aparte de las elecciones, claro, y este les contesta que sobre todo cumpliendo ese gran mandamiento que él mismo dictó: Amarás al prójimo como a ti mismo; y como quiera que los susodichos pusieron cara de no enterarse de nada, los ilustró con algunos ejemplos. A saber:
Un negro acaba de saltar la valla de Melilla, y está lleno de heridas, sediento y hambriento. Pasa un hombre y sigue de largo, otro (sin señalar) y lo devuelve “en caliente” a Marruecos y otro, lo recoge y lo lleva a una ONG.
Un emigrante llega a un hospital para ser atendido; no tiene papeles y ya se sabe que la cristianísima y despistada Ana Mato, la de Sanidad universal y gratuita, ha dicho que sin papeles ná de ná, así que alguno le dice que se marche porque no pueden atenderlo, otros lo remiten a otro hospital y otro, saltándose esas normas tan cristianas, lo atiende sin cobrarle un euro.
Un dictador diezma a su propio pueblo y al de más allá. Muy importante este señor, amenaza a algún que otro gobierno y el ministro llamado de Justicia de uno de ellos, se “carga” la Justicia Universal, por lo que este dictador y algún que otro traficante y gente “estupenda” se pueden ir de rositas. Algunos jueces, se lavan las manos, como el recordado Pilatos y otros insisten en que estos interfectos paguen.
Una mujer quiere hacer valer sus derechos sobre su propio cuerpo. Unos (hombres sobre todo) se olvidan de eso que dije una vez sobre la mujer a la que iban a apedrear y toman sus pedruscos; otros, sin embargo los reconocen y luchan por ellos.
Un obrero, un médico, un arquitecto, un maestro -y paro de contar porque si no cogería toda la parábola- en paro, aceptan un contrato basura, emigran o mendigan. Ante esto, algunos se indignan y exigen una política de empleo digno; otros le rezan a la Virgen del Rocío (¡pobre madre!) y, como gran cosa, les ofrecen vuelos a bajo coste para que tengan “movilidad exterior” que mola mucho.
Unos, como yo, se suben a una montaña (llamémosla tarima, redes sociales etc) y reúne a unos cuantos para que protesten `por cualquier injusticia o desmán. Entonces estos salen a la calle con pancartas y eslóganes. Y ahí el también cristianísimo y algo más, Fernández Díaz, clama al cielo y envía a su tropa. Algunos disparan pelotas de goma, otros la emprenden a porrazos y otros hacen que están pero no, porque acaban de ver en el suelo a un hermano, a una prima (que no de riesgo) o a un hijo suyo.
Unos niños quieren acceder a una escuela pública de calidad, pero son pobres y tienen que pedir una beca. Unos, que ganan hasta 5.460 euros al mes, se las niegan porque para eso están ellos; otros dicen que no se la merecen porque son unos vagos, otros intentan que accedan a algo a lo que tiene pleno derecho.
¿Quiénes de todos estos creen que cumplen mi mandamiento principal?
Ante la cara de seguir en Babia de los susodichos, hizo un nuevo intento y dijo:
Bien, para no cansarlos les resumiría en eso que dije hace siglos sobre los de que “tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era forastero y me recogieron estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron…” ¿Les suena ahora algo?
Sí, señor Oreja, lo que usted piensa: ese pobre señor, harto de que no lo entendieran y antes de ser crucificado de nuevo, masculló una blasfemia y algo parecido a “estos podrán ganar las elecciones, pero a mi reino no entran ni de coña”, e hizo mutis por el foro.
Bien, lo de la Iglesia lo dejamos para mañana, si le parece.
Ah ¿qué usted tampoco está seguro de lo que quiero decir? Pues vaya.