Una intenta defenderse, incluso ilusionarse con esto de la Navidad, Navidad, blanca Navidad, y hasta le pide cosas al Papá Noel que sigue vestido de color Coca-cola, pero o bien este señor, como todos los del imaginario cristiano, aunque este es algo anterior (pagano reconvertido) no está por la labor -y eso que no le pedí gran cosa- o bien se ha aliado con la Conferencia Episcopal Española.
Bueno, a lo mejor sí que le pedí demasiado. El caso es que, cuando desperté el día 25, me di cuenta de que, en contra de lo que había perdido al gordo barbudo, seguía en la misma pesadilla llamada Realidad Española y de la JONS.
Y para guinda del pastel, hoy me entero de que el sin par (espero que sí porque dos como este no los resistiría) jefe del desgobierno, le regala al españolito de a pie una congelación del salario mínimo interprofesional (de la otra ya se encargan las facturas de las eléctricas). O sea, que si no quieres coles, dos platos.
Por otro lado, el señor de feudos, vidas y haciendas quiere imponer- y lo hará- una ley que con el eufemístico y cínico título de “Ley Orgánica de Protección de la vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada”, cercena los derechos de cualquier mujer a decidir sobre su maternidad. Bueno, aclaro, a todas las mujeres no porque, probablemente, muchas de las que ahora callan o dicen estar conformes con esa ley tan “progresista”, podrán ir de excursión a Portugal o a Londres (¡Oh, queridos tiempos del dictador!) y, de paso, solucionar su “problema”. Luego, claro está, a confesarse, que para eso son católicas, apostólicas y romanas.
Rouco Varela estará dando saltitos de alegría y repartiendo bendiciones a diestra (no a siniestra) y, sobre todo a este señor feudal y misógino que tiene la desfachatez de afirmar de que aunque él supiese que iba a tener un hijo con malformaciones, continuaría con el embarazo. ¿Él, él? ¿Se queda embarazado el señor Gallardón? Ah, claro, su mujer que seguramente se sabrá de pe a pa el libro para las mujeres bien casadas de la Sección Femenina y estará estudiándose el de “cásate y sé sumisa”, que para eso se casó con el Inquisidor Mayor del Reino.
Oiga, que a mí me parece muy bien. Nadie la obliga a abortar. La ley de 2010 no obliga a nadie, solo hace valer los derechos de aquellas mujeres que por una u otra circunstancia deciden hacerlo. Lo que no me parece de recibo es que un gobierno que está acabando con la sanidad pública y con la ley de dependencia a base de recortar y recortar, condene a una vida terrible a una persona con malformaciones y a su familia.
En fin, que ¡España va bien! Y la familia española no les digo. Con subidas de impuestos, despidos a la carta, contratos basuras, supresión de becas, unas listas de espera que dan varias vueltas a los hospitales, está todo como para tocar la pandereta.
Y hablando de ese instrumento musical, mucho me temo que volvemos a esa España donde el ruido de la charanga y la pandereta pretenderá (y como sigamos así, igual lo consigue) acallar las voces que aún se alzan para pedir libertad y auténtica democracia.
Se acerca Fin de Año y los Reyes Magos ya están por ahí, pululando, y una que, aunque republicana, sigue siendo un tanto ilusa, piensa que, a lo mejor, estos tres señores pueden más que el de la Coca-cola y, al menos, nos regalan unas buenas agallas para luchar en contra de tanto despropósito.